viernes, 4 de mayo de 2018

Bloque 10.9. Especifica los costes humanos y las consecuencias económicas y sociales de la guerra.



El desarrollo de la Guerra Civil causó enormes estragos en la vida de los españoles, que se deben analizar tanto desde el punto de vista demográfico como económico, social y moral. La guerra supuso una verdadera fractura moral del país, dejando a varias generaciones marcadas por el sufrimiento de la propia guerra y la represión de la larga posguerra. El régimen de Franco nunca buscó la reconciliación de los españoles y siempre recordó y celebró su origen bélico. La persecución y represión de los vencidos fue un rasgo clave del franquismo, y las heridas de la guerra civil han perdurado durante décadas. 

Desde el punto de vista demográfico, se produjo una auténtica sangría, difícil de evaluar con exactitud, aunque la mayoría de autores hablan de cerca de medio millón de muertos, a los que hay que añadir los heridos y exiliados. En este coste demográfico hay que incluir los no nacidos porque sus posibles padres murieron o se separaron por la guerra y la cárcel etc., y la pérdida de población joven, lo que influirá en las tasas de natalidad de la siguiente generación.
A estos datos hay que añadir los más de 400.000 heridos en las operaciones militares y los 300.000 prisioneros de guerra habidos en las cárceles franquistas hasta 1945.

Otro elemento clave de las consecuencias demográficas fue el exilio republicano. Ya durante el conflicto, los "niños de la guerra" fueron evacuados a países extranjeros, pero el gran éxodo tuvo lugar en enero y febrero de 1939, consecuencia de la conquista de Cataluña.  En conjunto, se calcula que hubo unos cuatrocientos cincuenta mil exiliados. Aunque algunos fueron retornando durante la dictadura, muchos no volvieron a España o esperaron a la muerte del dictador en 1975. Este exilio supuso una importante pérdida demográfica para el país: una población joven y activa, que incluía a gran parte de los sectores más preparados del país: las elites científicas, literarias y artísticas de la Edad de Plata (Machado, Ortega y Gasset, Falla etc.).
     La guerra fue una verdadera catástrofe económica. Un dato revela su magnitud: la renta nacional y per cápita no recuperará el nivel de 1936 hasta la década de 1950. Estos fueron los principales elementos de esa catástrofe económica:
·       Destrucción del tejido industrial del país, lo que llevó a la vuelta en los años cuarenta a una economía básicamente agraria. La ganadería disminuyó en dos terceras partes y la agricultura decreció su producción en más de un 25%.
·       Pérdida de más de medio millón de personas jóvenes, en edad de trabajar, y por tanto, pérdida importante de población activa.
·       Destrucción de viviendas, se calculan en unas doscientas cincuenta mil, comunicaciones, infraestructuras...
·       Aumento de la deuda externa y pérdida de las reservas de oro del Banco de España, usadas por el gobierno de la República para pagar la ayuda soviética. Además, la deuda de Franco con Alemania e Italia era de casi mil millones de dólares.

Se calcula que la Guerra Civil había supuesto unas pérdidas económicas para España por valor de 35.000 millones de pesetas de 1935.
Desde el punto de vista social, el resultado de la guerra trajo consigo la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera. La iglesia, principal apoyo ideológico de Franco, se constituyó en el aparato de control ideológico y cultural de la población, imponiendo sus normas morales, muchas veces mezcladas con las legales. Paralelamente, se dio la pérdida de todos los derechos adquiridos por los trabajadores, obligados a pertenecer al sindicalismo vertical organizado por el régimen. Los represaliados perdieron sus trabajos y sus familias fueron marcadas por el oprobio y la marginación. Muchos se escondieron durante años, por el temor a ser ejecutados, se les conoce como "topos".
La mujer perdió todos los derechos adquiridos durante la República, volviendo de nuevo a quedar subyugada al varón, fuese padre, hermano o marido, al que tenía que pedir autorización para todo. Los jóvenes eran adiestrados, durante los años 40 y 50, en casi régimen militar y con un control ideológico, dado que la mayoría de los centros educativos volvieron a manos de la iglesia. Las organizaciones juveniles, OJE, o femeninas Sección Femenina, controlaban a estos importantes grupos de la sociedad.

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